Sólo un sueño

Se despertó exaltada, su corazón latía fuerte.

El sueño había sido demasiado real, pero como todo sueño, raro. Sentía que una especie de energía la presionaba, era algo oscuro, una sensación fea. Se ahogaba.

Esta energía en cierta forma la obligaba a sacar todo lo malo en su vida, a limpiar, a arrancar lo que no le hacía bien.

Era rápido, simple. Sólo era cuestión de identificar el problema y eliminarlo por completo.

Se convertía en una especie de “asesina” de cosas negativas, de conflictos, de personas que no aportaban nada bueno para ella. Si algo no funcionaba, moría, llegaba a su fin.

Fue al baño a mojarse la cara. Se miró al espejo y se dió cuenta que sólo había sido un sueño. Tomó agua y volvió a la cama.

- Mi amor, ¿estás bien? – preguntó el marido.
- Si, fue sólo un sueño – respondió.

Algo en su voz sonó raro, algo en su mirada, había cambiado para siempre.