Y en un momento, nos damos cuenta que en un gesto que parece sencillo, como aceptar condiciones prefabricadas implícitas, no exigir, incluir al otro, escucharlo, hacerlo parte.
Como mostrarle quienes somos, enojarnos, reír, molestarnos, confiar.
Como en dejarlo entrar y salir, dejarlo libre, hablar, llorar, mostrarle lo que nos duele... Estamos dejando nuestra vida, estamos dando todo y más. Estamos cambiando realidades, estamos AMANDO.
Y ya lo que recibimos a cambio... nos parece tan poco.
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